WINTER IS HERE.
El invierno ha llegado. Ya van varios días desde que el tercer capítulo de la octava temporada de GOT fue visto por el mundo entero, si aún no lo has visto, asumo que eres un ermitaño o monje tibetano. Si eres uno de ellos te aviso, SPOILER ALERT.
No me gusta hacer análisis de episodios individuales, me parece un despropósito y pérdida de tiempo. Por ello, prefiero regirme por esa regla (no escrita) de los tres capítulos de una serie, o en este caso, de su última temporada. Bendita suerte la mía con ese tercer capítulo que vi el domingo poco antes de la medianoche (no pago HBO).
La tercera temporada había tenido con sus dos primeros episodios, para muchos, el arranque más flojo desde su estreno. Mucha conversación, reencuentros entre viejos aliados, amigos y algunas otras sorpresas. Todo lo anterior catalogado como, término que conocí entre los fans del anime, fanservice. Sin embargo discrepo radicalmente de estas opiniones. Creo que el grado de dramatismo, nostalgia, referencias a temporadas anteriores y otras revelaciones fueron de altísimo nivel; el encuentro de Sam Tarly con Daenerys y las noticias que el primero recibe sobre el destino de su padre y hermano, aquél abrazo entre Arya y Jon frente al árbol de ojos sangrantes (arciano), la conversación entre Jon y la reina de dragones frente a la estatua de Lyanna Stark o, por supuesto, el (adjetivo) canto de Podrick frente a la fogata a petición de Tyrion. Todo lo anterior se configura como una especie de crescento narrativo, poco a poco algunos cabos empiezan a ser atados, viejos amigos se reúnen y algunas diferencias son zanjadas con una causal muy marcada; la batalla entre vida y la muerte.
Y así empieza el tercer capítulo. Todos nuestros protagonistas, viejos amigos y algunos enemigos, reunidos frente a la puerta de invernalia para recibir al visitante que nadie invitó; al rey de la noche y sus huestes. El silencio reina en el lugar. La noche es bastante lóbrega y el viento frío se mezcla con la nieve. En ese momento, un caballo montado por una persona de gabardina roja aparece. No es otra que Melisandre, hechicera y seguidora del señor de la luz, más conocida por su mantra “la noche es oscura y está llena de terrores (the night is dark and full of terrors)”. Y es precisamente con su aparición, a tan solo un par de minutos iniciado el capítulo, que los vivos tienen un momento de optimismo y entusiasmo (tal vez el único hasta el final del capítulo). Ese momento en que las armas de los Dothraki fueron encendidas por la hechicera contiene reminiscencias, de tipo emocional, a las palabras de Aragorn para el ejército de hombres frente a la puerta negra de mordor, mirando la muerte a la cara. Precisamente esos eran los rostros frente al fuerte de invernalia, soldados, guerreras esperando a la muerte y mirándola directamente a los ojos sin ninguna expectativa, instinto de supervivencia en estado puro.
Y finalmente empieza. Pasos de animal grande se escuchan aproximándose y la vanguardia del ejército, los dothraki, salen al encuentro. Cae el telón y la batalla empieza. Muchos gemidos, arengas, sonido de metal contra metal, metal atravesando la carne, dientes clavándose en la carne, y gritos. Al tiempo que esto ocurría en tierra, a lo alto de una colina Jon y Daenerys, acompañados de Drogon y Rhaegal, esperan por la llegada del rey de la noche a bordo de su nuevo hijo adoptivo, Viserion.
Sin pausa alguna la batalla se desarrolla. Normalmente las batallas tienen un punto de clímax, ésta también, aunque yo siento que el capítulo fueron 81 minutos de clímax. Totalmente vertiginoso en su redacción, es una granada de adrenalina. La batalla en tierra, la expedición en falso de los Dothraki al principio de la batalla, la danza de los tres dragones en su disputa entre las nubes y la neblina, la tensión experimentada de las personas escondidas en la cripta del castillo, y por si fuera poco, queridos personajes cayendo uno a uno en batalla. Como anécdota, un amigo me escribió a What’s app al tiempo que veía el episodio, 3 palabras en su mensaje: “mis ojos arden”.
El más epic turn down for what. |
Ya quedan pocos minutos para el final del capítulo, los vivos notan una merma notoria en sus números, capacidad física pero, sobre todo, un aparente aplastamiento de su espíritu de combate. La batalla empieza a decantarse a favor de la muerte, el fuerte de invernalia es un mercado árabe de escombros y cadáveres (festín para el rey de la noche). Como era de suponerse, los antagonistas se encuentran. La vida y la muerte, el olvido y la memoria, cara y sello, el rey de la noche y Bran (cuervo de tres ojos) se miran directamente en una escena que trasmite la sensación de encuentro aplazado. Gotas de sudor se asoman por la cien de los espectadores mientras el líder de los caminantes blancos lleva su mano lentamente a su espada. Deus ex machina. La asesina de los muchos rostros aparece cual gato silvestre y clava su daga de acero Valirio en el torso del rey nocturno quien, de manera instantánea, se convierte en fragmentos de hielo junto a su ejército. Orgasmo emocional, éxtasis absoluta, la vida vence sobre la muerte. Arya Stark, la pu#$ ama.
Hablar sobre la batalla en sí misma podría formar un libro entero en sí mismo, para motivos de esta reseña se considera suficiente, ahora, mirar al futuro. Con los muertos fuera del camino, solo restan 3 capítulos para el epílogo de la historia la cual, al menos en la serie de TV, me deja con una sensación rara. El capítulo más épico de su historia es también el más incoherente a nivel narrativo. Me explico. La serie de TV tiene como eje fundamental una profecía en específico, la reencarnación del legendario guerrero Azor Ahai, el llamado príncipe (o princesa) prometido, aquél que, nacido del fuego y las cenizas, encenderá a portadora de luz (espada de Azor Ahaí) una vez más y se enfrentará en singular batalla contra el rey de los no muertos. Teniendo en cuenta este hilo conductor y los acontecimientos del último capítulo, ¿qué se debería concluir? ¿Es Arya la princesa prometida? ¿Es su pequeña espada portadora de luz? ¿O sencillamente los escritores de la serie decidieron ignorar el canon de su historia para darle un final inesperado?. Cual sea las respuesta, sé que todas me dejarán inconforme, ahora más que todo, juego de tronos. Siempre fue Cersei la principal antagonista, y como dice el nombre de la serie, el foco de la historia es el trono de hierro y quién lo ocupará. En ese orden de ideas, ¿por qué darle tanta importancia a los caminantes blancos si sería solo una batalla previa al verdadero encuentro final? Preguntas para un guionista.
Apéndice: Mucho se ha hablado en internet de la estrategia militar de los vivos contra los caminantes, especialmente la expedición inicial de los Dothraki en medio de la oscuridad, la cual es calificada por algunos como epic fail. Mi amigo, experto en videojuegos de estrategia, confirma esta teoría. El hecho de mandar a la caballería (dothraki) en una expedición completamente a oscuras de frente contra un ejército masivo, y el cese al fuego por parte de las catapultas (lo cual gana territorio enemigo) fueron decisiones infantiles. Aunque muchos son los estrategas, se entiende que Jon Snow es el líder del ala militar de aquél grupo, por ello, vale recordar a la máxima de Ygritte: “no sabes nada Jon Snow”.