En algún momento de los años 60 Frank Sheeran (Robert De
Niro), conductor de profesión, veterano de la segunda guerra y de ascendencia
irlandesa, conoce a Russell Buffalino (Joe Pesci), uno de los líderes de la
mafia italiana en New York. A partir de una serie de acontecimientos fortuitos,
Sheeran se convierte en uno de los protegidos de Buffalino y principal sicario
(asesino a sueldo) de su grupo.
Durante este trasegar con la mafia italiana Sheeran es
presentado a Jimmy Hoffa (Al Pacino), sindicalista,
fundador y presidente del sindicato de camioneros de EE.UU (el más poderoso del
país en aquellos años). Personaje muy particular, extrovertido, histriónico y
explosivo; Hoffa al tiempo que sindicalista mantiene relaciones con la esfera
política estadounidense y con la mafia italiana (prácticamente lo mismo en
aquella época). Pues bien, este sindicalista de dudosa ética se convierte en el
segundo padrino de Sheeran a quien le otorga responsabilidades de tipo legal y
clandestinas. Es así como el irlandés, un día veterano de guerra y conductor de
profesión, se convierte en pieza importante del engranaje clandestino de la
mafia.
Esta historia es inspirada en el libro I Heard you Paint houses ( Charles Brandt), texto que aborda la
entrada, ascenso y crepúsculo de Frank Sheeran en la ilegalidad. Bajo la
dirección de Martin Scorcese, no tardas demasiados minutos en ubicar el sello
propio de este director. En principio, sí, es inevitable relacionarla con otras
películas de Gangster de este director como Los
infiltrados o, especialmente, Buenos
muchachos (máxime la participación de De Niro y Joe Pesci en esta última).
No obstante, el ritmo de la historia y las transiciones entre una escena y otra
se notan algo más controladas, es como si Scorcese fuera consciente de la
sensación de vértigo que es capaz de generar en el espectador y lo maneja a su
antojo, tensión y distensión, como si fuera un simple juego de yoyo. Incluso para
las personas que no estén acostumbradas a ver películas de más de 2 horas, a
todo aquél que disfrute del cine de gángsters las casi 3 horas y 30 minutos de El Irlandés se le deberían pasar como
agua entre los dedos.
Cabe destacar el desempeño de los actores, especialmente el
trío protagonista De Niro, Pacino y Pesci. Este último, quien se retiró de la
actuación oficialmente hace 20 años y solo ha vuelto para un par de cameos
puntuales, en esta ocasión deja en claro que la actuación es una vocación, un
elemento que si bien puede ser perfeccionado a través de la práctica, una vez
adquirido se vuelve inherente al ser. Es como si nunca hubiese parado; la
mirada, los gestos, la modulación de la voz, el desenvolvimiento de este
pequeño (en estatura) personaje entre otros de tan alto calibre no desentona.
Por otro lado, creo que al fin hemos visto en pantalla una dinámica entre
Pacino y De Niro que hace a honor a quienes son considerados, sin discusión,
los mejores actores de su generación. Es verdaderamente encomiable la
familiaridad transmitida por ambos a través de sus personajes. El siempre calmado
Sheeran y el explosivo Jimmy Hoffa se
vuelven materia de estudio obligatoria para estudiantes de dramaturgia.
Ficha técnica.
Nombre: El irlandés (The Irishman)
Año: 2019
Duración: 209 minutos
Dirección: Martin Scorcese:
Guión: Steven Zaillian
Música: Robbie Robertson
Fotografía: Rodrigo Prieto