En algún momento del futuro cercano (2030 – 2040) el ser
humano ha dado el primer paso en la conquista del sueño interestelar, ha
colonizado la luna. La ingeniería espacial
avanza de formas que recuerdan a predicciones de Michio Kaku (Véase La física del futuro: 2011). La luna no
es más que otra republiquilla del planeta tierra, no obstante, una
republiquilla (o tierra) de nadie, como la Antártida. La primera vez que se nos muestra el astro en
la cinta, con la llegada de Roy (Brad Pitt), la imagen recuerda al metro de New
York expuesto en numerosas obras cinematográficas: un Subway, un cajero
Mastercard, escaleras eléctricas, todos elementos que recuerdan al centro
comercial de cualquier ciudad. A su vez, en aquella luna existen piratas,
contrabandistas interesados en la tecnología movilizada por las empresas
aeroespaciales. Con el continuo avance tecnológico, el tamaño de la tierra se
ha quedado corto para la ambición humana, la cual se aventura a explorar (o conquistar) el
resto del sistema solar.
En este telón de fondo se desarrolla la Historia de Roy
McBride, astronauta de SpaceCom, principal agencia espacial norteamericana (la
NASA de esta ficción si se quiere), la cual asigna a Roy la tarea de ir en
busca de su padre, Clifford McBride (Tommy Lee), el Mejor astronauta en la historia
de SpaceCom y leyenda de la exploración espacial, el cual desapareció 15 años
antes de la historia en medio del proyecto
Lima, misión cuyo objetivo consistía en ir hasta Neptuno en busca de vida
extraterrestre, o señales de esta. Sin embargo, en un punto de la expedición
SpaceCom dejó de recibir información de aquella y el grupo explorador jamás
regresó.
Las comunicaciones emitidas por Roy en busca de respuesta de su padre son claves en el crescendo dramático del film |
Debido a algunos acontecimientos anormales, SpaceCom llega a
la conclusión de que existe la posibilidad que Clifford y el equipo del proyecto Lima sigan vivos. Por ello, van
en busca de Roy McBride, uno de los mejores astronautas activos sometido a
vivir en la alargada sombra de la carrera de su padre. Es así como, junto con
Roy, nos embarcamos en el viaje espacial más introspectivo que se haya visto en
la gran pantalla en años. Más vale que el espectador aprenda a disfrutar de los
monólogos de Brad Pitt porque eso es Ad Astra, un viaje a las estrellas que, a
medida que nos aleja de la tierra, nos lleva hasta lo más profundo de la
humanidad de Roy, viajero espacial con muchos conflictos internos por resolver.
De acuerdo con la columna de José Ángel Barrueco: “(…) James Gray ha
definido su nueva película como la historia de Telémaco en busca de Ulises, es
decir, la crónica de un hijo buscando a su padre… pero, en vez de recorrer
mares e islas, aquel atraviesa la soledad del espacio, yendo hacia las
estrellas en una misión del gobierno que parece ocultar oscuras intenciones.”
Esta película, que no es ni de cerca lo mejor que se haya hecho en cine interestelar,
me hace reafirmar en dos creencias: 1) sin importar cuantas películas del estilo
han salido en los últimos años, aún quedan magníficas historias espaciales por
explorar. 2) Contando la participación en Once Upon a time… in Hollywood, Brad
Pitt debería tener una nominación garantizada para los próximos oscar.
Ficha técnica.
Título original: Ad Astra
Director: James Gray
Guion: James Gray & Ethan GrossMúsica: Max RichterGénero: Drama / Misterio / Ciencia ficciónDuración: 123 min.Reparto: Brad Pitt, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, Ruth Negga,
Liv Tyler, John Finn, Kayla Adams, Bobby Nish, John Ortiz, Kimberly Elise,
Loren Dean